Pereira, ¿Qué pasa cuando una ciudad no se proyecta para el futuro?

Pereira, qué pasa cuando una ciudad no se proyecta para el futuro?

Juan Felipe Alzate Suarez

4/25/20252 min read

Durante años, las instituciones han promovido un modelo de ciudad donde el crecimiento económico ha estado desligado de la sostenibilidad ecológica. El resultado es una urbanización que excluye la naturaleza y profundiza las desigualdades territoriales. Basta con observar los mapas de calor urbano para notar la ausencia de sombra y refugio en numerosas zonas céntricas y periféricas de la ciudad, además, según cifras oficiales realizados en el 2021, Pereira cuenta con apenas 1 árbol por cada 18 habitantes, cuando estándares internacionales recomiendan al menos 1 por cada 3 personas, e incluso 18 por habitante si se considera el equilibrio ecosistémico urbano ideal.

En este contexto, los árboles no son solo ornamento ni romanticismo ambiental, el arbolado urbano también es un regulador térmico, un filtro de contaminantes, un retenedor de agua, un amortiguador sonoro y un espacio de salud emocional y social. Además ofrecen un derecho básico a habitar un entorno saludable en un mundo donde . Repensar el arbolado urbano como pilar de justicia ambiental y una manera de tejer ciudades sostenibles, en donde podamos habitar en armonía con los ecosistemas que nos rodean.

En grandes metrópolis y en pequeñas ciudades alrededor del mundo desde iniciáticas privadas y publicas, se ha comenzado a emerger un nuevo paradigma,  repensar la relación que tenemos con los recursos naturales y con los seres no-humanos, como los ecosistemas, animales y las formas de vida silvestre que cohabitan nuestros territorios. Sin embargo, a pesar de que Pereira se sitúa en un lugar muy biodiversos poca es la relación de la ciudadanía con la biodiversidad y la conciencia de conservar nuestros recursos. Y no se trata de sembrar árboles por cumplir metas administrativas, sino de imaginar colectivamente una ciudad distinta, donde cohabitamos con los no humanos en condiciones de respeto mutuo.

Construir una ciudad sostenible no es solo tarea de las instituciones, es un compromiso colectivo que comienza con la ciudadanía activa, informada y consciente del territorio que habita. Desde cuidar el árbol que esta en frente de la casa hasta participar en procesos de planificación local, todas las acciones cuentan cuando se trata de proteger nuestros ecosistemas urbanos. Promover la siembra de especies nativas, exigir políticas públicas basadas en justicia ambiental, apoyar viveros comunitarios, cuidar nuestra huella ambiental, o simplemente recuperar la sombra como derecho son formas concretas de habitar la ciudad con responsabilidad ecológica.

Muy pronto lanzaremos la Fundación “Nuestro Legado debe ser Verde”, una plataforma abierta donde todas y todos podremos sumar esfuerzos, ideas y acciones para transformar Pereira en un modelo de ciudad viva, resiliente y comprometida con su biodiversidad, la investigación y el desarrollo sostenible. Porque hablar del derecho a la ciudad hoy implica hablar del derecho a respirar aire limpio, a caminar bajo sombra, a vivir en armonía con los ecosistemas que nos rodean.